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miércoles, 21 de diciembre de 2011

MENSAJE de NAVIDAD


Dios ha ido hablando a la humanidad, a través de palabras humanas de los profetas, aunque inspiradas divinamente. Pero al llegar la plenitud de los tiempos, según el designio divino, nos ha hablado por medio de su Hijo (cf. Hb 1, 1-2). El hombre no puede conocer a Dios, si éste no se le comunica revelándose. Por medio de Jesucristo, el Testigo fiel, se nos ha dado la posibilidad de conocer a Dios, reconociendo, al mismo tiempo, quiénes somos nosotros. La humanidad no necesita ya imaginar quién es el Creador, el Eterno, el Innombrable, como lo percibían las religiones anteriores a Jesucristo. 

Los hombres pronuncian muchas palabras: Unas son verdaderas; otras falsas; otras ambiguas o con dobles intenciones. Las personas tienen dificultad en entenderse, porque cada cual va buscando su propio interés, aunque los demás queden perjudicados. El subjetivismo reinante pretende que la verdad de las cosas dependa de cada persona; todos desean que sus palabras y sus opiniones sean las verdaderas.

En medio de este caos de palabras, hay una sola Palabra, el Verbo de Dios, capaz de poner luz en medio de las tinieblas. jesús de Nazaret es la Palabra de vida, de amor, de misericordia, de luz; es la Palabra definitiva de Dios; Jesucristo es el Verbo de Dios Padre. 

La Navidad nos invita a acoger esta Palabra de Amor, que el Padre nos ha enviado. El Verbo eterno ha tomado forma humana, encarnándose en el tiempo y entrando en la historia. Jesucristo ha querido hacerse hombre y habitar entre los hombres, compartiendo su divinidad con nosotros.

En este tiempo navideño no podemos olvidar a tanta gente que sufre, que pasa necesidad, a causa de los efectos negativos de la crisis económica, que sigue golpeando a muchas personas. Jesucristo, con su ejemplo, nos invita a compartir generosamente con los más necesitados los bienes que su providencia nos regala cada día. Agradezco la colaboración de tantos cristianos, de instituciones y de personas de buena voluntad, que comparten con alegría sus bienes.

¡Que las Fiestas Navideñas sean una ocasión propicia para saborear el amor paternal de Dios y compartirlo con los hermanos, los hombres! ¡Feliz Navidad a todos!

+ Jesús, Obispo de Málaga

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