Mala costumbre tenemos los españoles, de celebrar una Eucaristía por nuestros difuntos el día de Todos los Santos, siendo éste un día alegre y jubiloso...
El día 1 del mes de noviembre es la Solemnidad de Todos los Santos, y además de ser un día festivo en nuestro calendario español, es uno de los grandes días en que la Iglesia terrena celebra con gozo la fiesta de la Iglesia celeste. En el cielo hay tantos buenos hombres y buenas mujeres que en la tierra hicieron tanto bien por los demás, santos conocidos como la Beata Madre Teresa de Calcuta y el Beato Juan Pablo II, como santos desconocidos cuyo nombre no estarán en los altares, pero si en el recuerdo y las conciencias de tantos que hemos podido conocer. Sabemos que a Dios lo conocemos por la belleza de sus criaturas, y cuando digo belleza me refiero a santidad y a humanidad, quien resume estas dos palabras en una misma carne es Cristo, sólo seremos santos cuando seamos semejantes a Cristo, cuando tengamos sus mismos sentimientos. Y esos sentimientos de Cristo han calado muy profundo en mucha gente a lo largo de la historia. Eso mismo es lo que celebraremos mañana 1 de noviembre, a la multitud que goza de la presencia de Dios en el cielo, a tantos que vivieron en la tierra como Cristo.
El día 2 de noviembre es la Conmemoración de los Fieles Difuntos, es el día apropiado para recordar y celebrar una Misa por su alma, acudir a los cementerios para honrarlos y sentirlos cerca.
"La Santa Madre Iglesia, después de su solicitud para celebrar con las debidas alabanzas la dicha de todos sus hijos bienaventurados en el cielo, se interesa ante el Señor en favor de las almas de cuantos nos precedieron con el signo de la fe y duermen en la esperanza de la resurrección, y por todos los difuntos desde el principio del mundo, cuya fe sólo Dios conoce, para que, purificados de toda mancha del pecado y asociados a los ciudadanos celestes, puedan gozar de la visión de la felicidad eterna." (elogios del Martirologio Romano)
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